El otro día le estaba yo contando un cuento muy bonito a mi amigo el heladero, y cuando se acabó el cuento le dije <<Y fueron felices y comieron muchas, muchas perdices>>. A eso el me respondió que si sus mandíbulas podrían asimilar tanta carne pajaruda (pues si vale?).
Saqué mi pistola y me pegué un tiro, menos mal que soy inmortal.
Firmado, Picota.
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